6/11/09

La filosofía debe volver a ser la conciencia crítica de gobiernos

Por Adrián Figueroa | Academia-La crónica
Lunes 24 de Agosto, 2009
CLARIDAD. El objetivo es hacer trabajos que la mayoría entienda, dice Mauricio Beuchot.

La filosofía debe retomar su sentido orientador de la sociedad, volver a ser la conciencia crítica de los gobiernos e intervenir en temas candentes que vive el país. “Tiene que salir de su universo de elevada abstracción para derrumbar la idea de que el filósofo estorba en estos tiempos”, señala Mauricio Beuchot.

El investigador del Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, precisa que el camino para lograrlo, es poder llegar a los medios de comunicación. “Hay que abrir espacios para ofrecer al público el análisis de los mensajes que se emiten a diario y participar en debates de bioética, como fue el de la ley de anticoncepción en el DF”.

Doctor en Filosofía y asesor de tesis, señala que “tal vez no sabremos de biología, medicina o leyes, pero sí podemos dar consideraciones éticas sobre el ser humano, su actuar y necesidades. Es el momento de opinar sobre los temas candentes que vive el país”.

Otro camino es volver a ser consejeros de los gobiernos. “No como el intelectual orgánico, que era un apéndice, sino de manera autónoma, donde el filósofo no sólo sea el asesor, sino que el crítico más agudo de los funcionarios”.

Cuenta que este alejamiento de la vida cotidiana y de los asuntos públicos, se debe a que se exageró en la profesionalización de la filosofía. “Se separó de la realidad. Hoy el filósofo se dedica a hacer libros de gran elevación, que a veces ni nosotros mismos entendemos y vive en un mundo de abstracción muy complejo”.

Todas esas categorías y principios que maneja están bien, pero hay que aterrizarlas. “Llevar el mensaje a la sociedad para que tenga mejor comprensión de la realidad política y social que existe”.

Entonces, dice Mauricio Beuchot, el objetivo es hacer trabajos más concretos y accesibles que la mayoría entienda.

INVESTIGACIÓN. El filósofo cuenta que dirige más de 20 tesistas y lleva a cabo el estudio que titula Hermenéutica análoga: filosofía aplicada.

Explica que desde Aristóteles, en la filosofía del lenguaje hay tres tipos de significado: el unívoco, el equívoco y el análogo. El primero, dice, es el mensaje exacto. El segundo término define que el postulado puede ser todo o nada y, el tercero, es el mensaje con semejanza a la realidad”.

El objetivo, detalla, es tener un sistema que ayude a entender los textos y mensajes para el instituto y que ayudaría a comprender mejor los emitidos por los medios de comunicación o en discursos políticos. Porque en estos momentos, que se han definido como la postmodernidad, existe un extremo relativismo.

Pasamos de la verdad absoluta que se regía en el modernismo, a una visión equivoca del postmodernismo. “No existe un punto medio que se acerque a la realidad”, añade.

Mauricio Beuchot comenta que faltaba la analogía. Esa mediación entre la verdad absoluta y el equívoco. “El acercamiento con la realidad”.

Por ejemplo, señala, un texto periodístico nunca dirá exactamente lo que pasó, no será unívoco. Pero tampoco será equívoco, porque permitiría a cada uno de los reporteros decir lo que le dictase su imaginación. En cambio, es análogo, porque trata de acercarse al hecho y cómo pasó, con la posibilidad de tener errores.

El objetivo, dice, es buscar la interpretación de los textos y los mensajes para acercarlos a la realidad. Esto, señala, ayudaría a entender mejor a los mensajes de los gobernantes.